12/5/16

Gestación de alto riesgo


Gestación de alto riesgo

Hipertensión, asma, diabetes… Son patologías que condicionan el embarazo. Pero que no cunda el pánico: con la adecuada planifi cación y consejo médico pueden llegar a término sin ningún problema.

"Llevé el embarazo fenomenal y psicológicamente no estaba preocupada porque tenía mucho control médico", explica Leticia González después de superar una gestación de alto riesgo. Leticia es hipertensa desde los 13 años y cuando supo que estaba embarazada, lo que más le preocupó fue que el bebé se viera afectado: "Me asusté cuando el ginecólogo me dijo que podía haber problemas de crecimiento en el bebé", recuerda. Hoy disfruta viendo que su hijo está perfecto. Como ella, otras muchas mujeres con enfermedades de base consiguen alcanzar el sueño de ser madres gracias a los controles médicos que se realizan en las unidades especializadas en embarazos de alto riesgo de los hospitales. "Lo importante en un embarazo de este tipo es intentar que la madre lleve una gestación normal, sin ahondar en la idea de que está enferma para evitar la ansiedad", aconseja el dr. Ángel Robles Marhuenda, internista en el Hospital La Paz, en Madrid.

La hipertensión arterial, el asma grave, el síndrome antifosfolípido, el lupus, la diabetes o la enfermedad de Crohn, son las patologías más frecuentes en las madres que deben ser evaluadas en una Unidad de Alto Riesgo. Precisan, además del control ginecológico, un seguimiento estrecho por parte de otro especialista médico para controlar su enfermedad de base. Aunque la frecuencia en las citas depende de la patología, en general, deben acudir una vez al mes al ginecólogo y a su especialista.

HIPERTENSIÓN ARTERIAL

Se considera que una mujer es hipertensa cuando su tensión arterial está por encima de 140/90 (lo que popularmente se conoce como 14 de máxima y 9 mínima) de manera constante. Un problema frecuente porque, como indica la dra. Nuria Martínez, ginecóloga de la Unidad de Alto Riesgo del Hospital La Paz, "cada vez más mujeres se quedan embarazadas a partir de los 35 o 40 años, cuando hay más riesgo de que aparezca hipertensión".

El principal riesgo durante el embarazo de una mujer hipertensa es la aparición de preeclampsia, una complicación que asocia tensión alta y problemas renales, y que suele manifestarse a partir de la semana 20 de gestación. Su gravedad condiciona el parto: si es leve y se controla con fármacos, no hay afectación renal y el feto está bien, se intenta llegar hasta la semana 34 de embarazo. Pero si es grave porque pone en peligro la vida de la madre o del feto, hay que poner fin al embarazo mediante una cesárea. Por suerte, es más frecuente la leve o moderada que la grave.

DIABETES

La diabetes tipo I suele diagnosticarse en la niñez o la adolescencia. Aparece por un problema en el páncreas, el órgano encargado de fabricar insulina para mantener los niveles de azúcar adecuados en la sangre. Las mujeres diabéticas deben inyectarse a diario insulina y controlar su dieta. El embarazo implica para ellas un cambio en el metabolismo, por lo que han de adaptarse a nuevas pautas de insulina y régimen.

"Durante la gestación pueden seguir utilizando la insulina y, en caso de bajada de azúcar, no deben temer por el bebé porque no suele afectarle", tranquiliza la dra. Martínez. Por otra parte, en mujeres sanas es frecuente que aparezca otro tipo de diabetes, la gestacional, un problema que se manifiesta solo durante el embarazo y suele desaparecer tras dar a luz. En palabras de la ginecóloga, "este tipo de diabetes se asocia con fetos grandes, algo que puede generar problemas durante el parto". En la mayoría de los casos, no precisa insulina y se suele controlar con una dieta especial, recomendada por el endocrino.

ENFERMEDADES AUTOINMUNES

El lupus y el síndrome antifosfolípido son dos patologías autoinmunes que afectan al embarazo. Actualmente, gracias a los controles, las gestaciones salen adelante en un porcentaje alto de casos.

  • Lupus. En esta patología, el organismo produce anticuerpos que atacan a distintas partes del organismo produciendo inflamación en los tejidos. Casi siempre provoca síntomas articulares y cutáneos, aunque también puede afectar a los riñones. Se trata de una enfermedad crónica que cursa en brotes, es decir, puede mantenerse silente y, de repente, aparecer. "El sol y el embarazo son dos factores que favorecen su aparición apunta el dr. Ángel Robles Marhuenda, especialista en enfermedades autoinmunes del Hospital Universitario La Paz–. La mayoría de las pacientes con lupus presentan lesiones en la piel producidas por una reacción a la luz solar”. Por este motivo, la embarazada con lupus debe evitar tomar el sol de manera directa. Para controlar la enfermedad existe una amplia variedad de fármacos (antiinfl amatorios, corticoides...), unos están más indicados que otros y el médico los maneja según las necesidades. El objetivo es que la enfermedad se mantenga inactiva para que el embarazo llegue a término (semana 38). "El pronóstico no es el mismo que en una mujer sana, pero es muy parecido. Un porcentaje alto de las embarazadas llega al final", explica Robles Marhuenda. Sí hay que señalar que en algunos casos los anticuerpos de la madre pasan al bebé y el niño puede nacer con lesiones en la piel, pero se trata de un problema pasajero que suele desaparecer a los seis meses de vida del pequeño, cuando este ha eliminado los anticuerpos de la madre.

  • Síndrome antifosfolípido. Este trastorno autoinmune favorece la aparición de trombos en venas y arterias. Produce abortos de repetición en el primer trimestre de gestación y también puede dar lugar a crecimiento uterino retardado (bebés más pequeños). Hace años las mujeres con este trastorno no podían ver cumplido su deseo de ser madres, pero actualmente es posible salvar muchos de estos embarazos con un tratamiento sencillo: "Hoy día tenemos la sospecha de que las mujeres que sufren abortos de repetición en el primer trimestre de gestación padecen esta enfermedad. Entonces se suele solucionar administrando 100 mg de ácido acetilsalicílico al día", explica el dr. Robles Marhuenda. En las pacientes que tienen abortos a pesar de tomar el ácido aceltilsalicílico, es necesario añadir otro fármaco, un anticoagulante, para mantener la gestación. La medicación se suspende semanas antes del parto para evitar una hemorragia durante el mismo.

ASMA

Es una de las enfermedades que mejor se controlan durante la gestación gracias a los fármacos. De hecho, la principal recomendación es que la mujer no abandone su tratamiento cuando sepa que está embarazada. "La mayoría de las asmáticas suspenden la medicación por miedo a que pueda dañar al niño y esto deriva en una crisis", advierte el dr. Javier Ruiz Hornillos, alergólogo en el Hospital Infanta Elena, de Madrid.

En este caso serían peor las consecuencias de no medicarse que la medicación en sí. Una crisis asmática puede dar lugar a hipoxemia o bajada de oxígeno en la sangre y afectar al feto, lo que requiere atención médica urgente. "La recomendación es que la mujer, nada más enterarse de que está embarazada, acuda a su alergólogo o neumólogo para que revise el tratamiento –aconseja el dr. Ruiz Hornillos–. Y si tiene una crisis de asma, al primer síntoma, que use el fármaco de emergencia o medicación de rescate".

No todas las asmáticas embarazadas son controladas en unidades de Alto Riesgo. Las que padecen asma leve, que apenas les provoca crisis y que se controla con fármacos, pueden ser seguidas por su ginecólogo y el alergólogo o neumólogo que controle su enfermedad habitualmente.

ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL

Engloba básicamente dos patologías: la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Ambas suelen manifestarse en la adolescencia y se caracterizan por producir inflamación a lo largo de todo el tubo digestivo. Los síntomas principales son diarrea, dolor abdominal y vómitos. En algunos casos, existe afectación en la zona perianal, con lesiones en forma de fístulas. También lleva asociada una mala absorción de nutrientes, lo que puede desembocar en malnutrición. Sin embargo, todos estos inconvenientes pueden mantenerse bajo control gracias a la medicación.

"Actualmente, las pacientes con este tipo de enfermedades están muy controladas y han conseguido eliminar problemas como la diarrea o la desnutrición, por lo que se encuentran en disposición de ser madres", asegura el dr. Ángel Robles Marhuenda. Si la patología está bien controlada no afecta al feto. "Intentamos que el embarazo llegue a término –explica la dra. Martínez–. Y cuando la paciente tiene afectación perianal, a veces, programamos una cesárea para evitar el parto vaginal que podría aumentar los problemas en la zona".
 
 

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