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8/1/18

La hipertensión en el embarazo [8-1-18]


La hipertensión en el embarazo


La hipertensión arterial consiste en tener una presión anormalmente elevada de la sangre en las arterias. En algunas mujeres, este problema de salud surge durante el embarazo y es conocido como hipertensión arterial gravídica. Toma en cuenta que puede desarrollarse en personas que no padecían trastornos arteriales previos a la gestación.

Es importante destacar que la mujer embarazada hipertensiva puede ser asintomática. Por eso, se mide la tensión arterial de manera continua durante la gestación. Asimismo, el ginecólogo suele pedir frecuentemente análisis de orina a su paciente, ya que la hipertensión gravídica provoca la aparición de albumina en las micciones. En algunos casos, es posible padecer cefaleas, problemas de visión o de audición. Si sufres estas molestias, debes acudir de inmediato a tu médico para que te ausculte.

La presión arterial alta durante la gestación suele ocasionar un retraso en el crecimiento del bebé o el desprendimiento de la placenta, lo que provoca un parto prematuro. En los casos más graves, la madre puede tener complicaciones hepáticas, coagulación de la sangre, convulsiones y hemorragia cerebral. Por estas razones, debes efectuar visitas de control mensuales con tu ginecólogo, empezar un tratamiento médico adecuado y realizar algunos cambios en tu estilo de vida para bajar tu tensión arterial.

6 formas para reducirla

Sin sal

Para luchar contra la hipertensión gravídica, debes intentar consumir menos sal, ya que suele retener el agua y aumentar la presión arterial. No olvides que tampoco puedes añadir sal durante la cocción y tienes que evitar ingerir alimentos salados. De esta manera, limita el consumo de pescados marinos, charcutería, quesos madurados y ciertos productos congelados ricos en sodio.

Hipnosis

Esta disciplina puede reducir el estrés y limitar la toma de peso. De esta manera, permite mantener niveles normales de presión arterial en las futuras madres, ya que controla los causantes principales de este problema de salud.

Yoga

Favorece la relajación y disminuye el estrés agudo o crónico. Además, el yoga enseña a la mujer embarazada a controlar su respiración, lo que la puede ayudar durante el parto. Las pacientes hipertensivas deben realizar sesiones semanales de esta disciplina para tener efectos positivos. Toma en cuenta que la práctica de ejercicios suaves durante el aprendizaje de las posturas es muy recomendada para reducir la presión arterial.

Medicamentos

Es fundamental que no te automediques, ya que numerosos fármacos son desaconsejados durante el embarazo. Cuando sufres de hipertensión gravídica, tu ginecólogo suele prescribirte medicamentos adecuados a tu estado. Por lo tanto, no intentes reducir tu presión arterial sin consultar a tu médico.

Deporte

El ejercicio físico es esencial para mantenerse saludable durante el embarazo. Además, permite disminuir el estrés, el cual suele ocasionar hipertensión arterial. La mejor opción consiste en la natación, ya que es muy relajante sin ser demasiada cansadora. Sin embargo, es fundamental que pidas consejos a tu ginecólogo, ya que la frecuencia de tus sesiones de deporte depende de tu estado de salud.

Peso

Durante la gestación, es necesario cuidar tu peso, pero no realizar regímenes dietéticos. La clave consiste en adoptar una alimentación equilibrada y no padecer carencias. Esto es indispensable para el crecimiento del bebé y tu bienestar. No dudes en pedir consejos al ginecólogo o a un nutricionista.


Tips adicionales para la futura madre

Beber

Tienes que mantenerte hidratada, ingiriendo dos litros de agua por día como mínimo. También puedes consumir algunas infusiones y sopas. Una buena hidratación contribuye a eliminar la sal de tu cuerpo y evitar la retención de líquidos. Asimismo, mejora la circulación sanguínea.

Descanso

Es imprescindible que te otorgues al menos una hora de reposo por día, durante la cual puedes efectuar una siesta, leer o escuchar música. Lo importante es que estés echada y evacues el estrés, cambiándote las ideas.

Cereales

Los cereales integrales son muy ricos en fibras y resultan altamente beneficiosos para limitar el aumento de la presión arterial. Por lo tanto, no dudes en consumir avena, trigo, muesli y otros productos (según tus gustos) a diario.
 

13/11/17

Ganar más de 2 kg al mes durante el embarazo aumenta el riesgo de hipertensión [13-11-17]

 
Ganar más de 2 kg al mes durante el embarazo aumenta el riesgo de hipertensión

Ciertos factores como una gestación múltiple, la diabetes o la obesidad pueden elevar las cifras de presión arterial durante la gestación, según confirma el Club del Hipertenso de la Sociedad Española de Hipertensión

“Si la embarazada aumenta su peso en más de 2 kilos al mes, si tiene una edad elevada en su primer embarazo, si se trata de una gestación múltiple (con frecuencia como consecuencia de una fecundación in vitro), si padece diabetes u obesidad, el riesgo de desarrollar hipertensión y preeclampsia es mucho mayor”, asegura la doctora Nieves Martell, coordinadora del Club del Hipertenso de la Sociedad Española de Hipertensión.

Además, y según explica esta especialista, la falta de control de las cifras de presión arterial, por encima de 140/90 mmHg, durante el embarazo puede provocar graves complicaciones a la madre y al niño, por lo que “es muy importante que las mujeres conozcan sus cifras de presión arterial antes de quedarse embarazadas y que, una vez en gestación, las controlen de forma periódica”, recomienda la doctora Martell.

En condiciones normales, durante el primer trimestre del embarazo suele producirse una bajada fisiológica de las cifras de presión arterial y a partir del cuarto mes se van elevando poco a poco hasta recuperar, en el tercer trimestre, las que se tenían antes del embarazo. Sin embargo, “puede ocurrir que la tensión no baje o que, por el contrario, se eleve ligeramente. En estos casos debemos estar alerta porque la evolución más probable es que siga aumentando y terminemos la gestación con una posible complicación”, explica la experta, de ahí la importancia de conocer las cifras de presión antes del embarazo.

Preeclampsia y eclampsia

La preeclampsia y la eclampsia son dos trastornos derivados de una subida de la presión arterial durante el embarazo. La primera afecta al 5 por ciento de las embarazadas, es más común en las primerizas, puede presentarse desde la semana 20 de gestación y mantenerse hasta el final de la primera semana tras el parto.

La hipertensión arterial durante la gestación puede afectar al crecimiento y peso del bebé dependiendo en la etapa del embarazo en que se produzca. Si ocurre justo antes del término, puede que el niño nazca con bajo peso o que sea prematuro -antes de las 37 semanas- lo que aumenta el riesgo de sufrir problemas de aprendizaje. Ello se produce porque esta patología se caracteriza por provocar el “cierre” de los vasos sanguíneos del útero que le aportan oxígeno y alimentos. Otro problema que puede darse es el desprendimiento prematuro de la placenta de la pared uterina. Este desorden no afecta durante el periodo de la lactancia, excepto cuando la HTA es tan severa que precisa de mucha medicación para controlarla tras el parto.

Sólo en un 0,5 por ciento de los casos la situación no se logra controlar y acaba derivando en una eclampsia, la forma más grave, que se manifiesta con convulsiones en la madre o incluso acaba produciendo un estado de coma y la muerte del feto. Por el momento, no se conocen las causas que la provocan.

24/3/16

La inducción del parto podría mejorar el resultado en embarazos de alto riesgo [24-3-16]

 
La inducción del parto podría mejorar el resultado en embarazos de alto riesgo

Un estudio halla que dar a luz a las 37 semanas ayuda a las mujeres que tienen trastornos de hipertensión

El parto se debería inducir después de las 37 semanas en mujeres embarazadas que tengan trastornos hipertensivos como presión arterial alta y preeclampsia leve, de acuerdo con un estudio reciente publicado en The Lancet.

En el estudio participaron 756 mujeres embarazadas de los Países Bajos. Todas estaban entre las semanas 36 y 41 de embarazo y tenían hipertensión gestacional o preeclampsia leve. Algunas de las mujeres se sometieron a la inducción del parto y otras fueron monitorizadas a medida que su embarazo continuaba.

Los dos grupos se compararon en base a un número de medidas que los investigadores etiquetaron como un mal resultado materno, tales como muerte, eclampsia, edema pulmonar, avance a una presión arterial más grave, mayor sangrado posparto (pérdida de un litro o más de sangre), y lo que se conoce como síndrome de HELLP (hemólisis, recuento alto de enzimas hepáticas y bajo de plaquetas o glóbulos rojos).

El 31 por ciento de las mujeres a las que se les indujo el parto obtuvo un resultado no satisfactorio así como el 44 por ciento de las que fueron monitorizadas. Las mujeres que se sometieron a la inducción del parto afrontaban un riesgo 29 por ciento más bajo de tener un mal resultado materno que las que fueron monitorizadas, informó el estudio.

Los hallazgos aparecen el 3 de agosto en la edición en línea de The Lancet.

Los investigadores también encontraron que a las mujeres a las que se les indujo el parto se les administraron menos cesáreas que a las del grupo monitorizado.

"Los resultados de nuestro ensayo son importantes tanto para los países desarrollados en los que la inducción del parto en mujeres con enfermedades hipertensivas ha generado controversia como en los países en vía de desarrollo en los que las tasas de morbilidad y mortalidad materna se incrementan sustancialmente", escribieron la Dra. Corine M. Koopmans del Centro Médico Universitario de Groninga, y colegas.

"Nuestro hallazgo de que la inducción del parto se asocia a un menor riesgo de hipertensión severa o síndrome HELLP y a la necesidad posterior de cesárea subraya la importancia de monitorizar frecuentemente la presión arterial durante las últimas semanas de embarazo", agregaron.

Los autores del estudio concluyeron que "la inducción del parto se recomienda en mujeres con hipertensión gestacional y presión arterial diastólica de 95 mm Hg o más, así como preeclampsia leve a una edad gestacional más allá de las 37 semanas".