26/11/06

Controversia sobre el uso de ecografías *

 
Controversia sobre el uso de ecografías   

Un estudio sugiere que el exceso de ecografías durante el embarazo podría causar efectos nocivos en el feto

Conocer el estado del feto, controlar su evolución y poder diagnosticar anomalías o si el futuro bebé padece alguna enfermedad, además de poder tener bajo control la salud de la madre y sus posibles problemas a lo largo de la gestación. La ecografía es una de las técnicas más utilizadas para el seguimiento del embarazo ya que presenta numerosas ventajas, entre las que destacan su comodidad e inocuidad. Al menos, es lo que opinan la mayor parte de los expertos aunque un reciente estudio norteamericano advierte de que una exposición frecuente de la matriz a ultrasonidos podría causar efectos nocivos en el feto, tales como una disminución de peso o retraso en el desarrollo del habla.

Uno de los métodos más empleados para controlar la marcha de la gestación podría ponerse en entredicho de verificarse los resultados de un estudio americano publicado en The Guardian el pasado agosto, que asegura que los escáneres por ultrasonidos pueden tener un efecto nocivo en el feto. La investigación llevada a cabo por el equipo de Pasko Rakic en la Yale Medical School de New Haven (Connecticut) emula los efectos de las ecografías realizadas durante un embarazo humano. Los resultados muestran que esta técnica daña el cerebro de los embriones de ratones que expuestos a ultrasonidos se desarrollan de forma anómala, aunque se desconoce si los cambios son lo suficientemente importantes como para alterar el comportamiento.

Sobrecalentamiento de la matriz


El estudio va a repetirse utilizando monos y los investigadores señalan que, en caso de que los resultados sean iguales, habría que revisar el uso de esta técnica para comprobar el estado de los bebés en el interior del útero. Sin embargo, no pretenden causar alarma entre las embarazadas y afirman también que los cambios originados por los ultrasonidos son pequeños, por lo que no existen motivos para que las mujeres embarazadas dejen de hacerse ecografías, aunque debería controlarse su número.

Los especialistas señalan que esta técnica sólo se debe practicar cuando exista una indicación clínica En la técnica ecográfica, las ondas de ultrasonidos se encuentran a una frecuencia lo suficientemente elevada como para atravesar los tejidos. Al rebotar en las diferentes estructuras provocan un eco que permite crear una imagen tridimensional del bebé pero también producen vibraciones en el tejido y originan un aumento de la temperatura, que podría causar daños en el feto. Según señala el informe, existen pruebas de que una exposición frecuente de la matriz a ultrasonidos puede conllevar una disminución de peso en el recién nacido y un retraso en el desarrollo del habla así como un aumento de las posibilidades de que el niño sea zurdo.


Abuso de ecografías


La ecografía es un instrumento muy útil para los profesionales ya que permite controlar el crecimiento normal del feto y verificar la salud de la madre. Esta técnica brinda a los padres, además, la oportunidad de ver al bebé antes del nacimiento, lo que ayuda a establecer una relación temprana con el niño. Sin embargo, en ocasiones puede llegar a utilizarse este instrumento médico con frivolidad, como si del primer video o fotografía del bebé se tratara. Pero no hay que perder de vista que, aunque inocua para madre e hijo, la ecografía es una técnica de diagnóstico que utiliza ondas de sonido de alta frecuencia y no conviene realizar más de las necesarias.

Durante el curso del embarazo, de forma trimestral, suele realizarse ecografías para controlar el crecimiento del feto y verificar la fecha de parto. Sin embargo, en el caso de madres mayores, embarazos de alto riesgo o cuando se detectan anomalías en el feto o la embarazada, se realizan con mayor frecuencia. Los expertos aseguran que no existe ninguna evidencia del posible riesgo o daño que la ecografía pueda ocasionar al feto y que, dado que no emplea radiaciones ionizantes, no se irradia ni a la madre ni al feto. Además, aseguran que los equipos de ecografía diagnóstica están diseñados para evitar que se deposite energía calórica en el feto y en la madre y añaden que se trata de una técnica que se mejora y perfecciona constantemente, por lo que su uso es completamente seguro. Aún así, los especialistas señalan que esta técnica sólo se debe practicar cuando exista una indicación clínica y tras ser solicitada por un médico.


LA TÉCNICA


El ecógrafo es un equipo que consta de una sonda (dispositivo parecido a un micrófono) que está conectada a un monitor mediante un cable. Tras administrar un gel conductor sobre la zona que se desea explorar, se aplica la sonda sobre la piel y aparece en la pantalla la imagen. Para poder obtener estas imágenes se aplica el mismo principio que el sónar que utilizan los buques para detectar un submarino: se lanza un haz de ultrasonido hacia un objeto y el eco que produce se utiliza para saber a qué distancia está, así como para conocer su forma y estructura interna.
En el caso de la ecografía que se realiza a las embarazadas, cuando se aplica la sonda en la piel se produce un haz de sonido de alta frecuencia inaudible que va dirigido hacia la pelvis y la zona inferior del abdomen. Las ondas que forman el eco del feto y los tejidos que lo rodean son captadas por la sonda y sus variaciones se utilizan para reconstruir la imagen en tiempo real, lo que permite ver el movimiento de las estructuras y de los órganos.

Para realizar el examen, la embarazada debe estar acostada y, sólo durante las primeras semanas del embarazo, debe beber de dos a tres vasos de líquido una hora antes del examen porque se requiere que la vejiga esté llena para obtener buenas imágenes. A continuación, se le aplica el gel transparente sobre el abdomen y la pelvis, para ayudar a la transmisión de las ondas sonoras, tras lo cual se pasa la sonda sobre esta área. La ecografía vaginal es una variante que suele realizarse los primeros meses de embarazo.

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